Existen varios tipos de bases de datos, cada uno con sus propias características y usos específicos. Algunos de los tipos más comunes son:
Bases de datos relacionales
son las más comunes y utilizadas en una variedad de aplicaciones. Utilizan un esquema de tablas para almacenar datos relacionales y permiten relacionar información entre tablas mediante claves foráneas. Ejemplos incluyen MySQL, Oracle y SQL Server.
Bases de datos no relacionales
no siguen el esquema de tablas y no requieren la relación explícita de datos entre tablas. Estos tipos de bases de datos son adecuadas para aplicaciones que requieren escalabilidad y flexibilidad en el almacenamiento de datos. Ejemplos incluyen MongoDB, Cassandra y Redis.
Bases de datos orientadas a objetos
almacenan datos en forma de objetos y permiten el uso de lenguajes de programación orientados a objetos para interactuar con ellos. Ejemplos incluyen Smalltalk y Gemstone.
Bases de datos de columnas
almacenan datos en forma de columnas en lugar de filas, son especialmente adecuadas para grandes conjuntos de datos y para aplicaciones que requieren una alta velocidad de lectura. Ejemplos incluyen Cassandra y Hbase.
Bases de datos de grafos
almacenan datos en forma de grafos y son especialmente útiles para aplicaciones que requieren el análisis de relaciones complejas y redes. Ejemplos incluyen Neo4j y OrientDB.
Bases de datos temporal
almacenan datos con información temporal, es decir, con una marca de tiempo, son utilizadas para registrar cambios en el tiempo. Ejemplos incluyen temporalDB y IBM Informix.
Bases de datos distribuidas
son aquellas que están divididas en varios servidores, esto permite escalar y mejorar la disponibilidad del sistema. Ejemplos incluyen Couchbase, Riak y Google Spanner.